Caí
por las escaleras.
No
fue sin querer queriendo. Solo pisé mal. Y me saqué la cresta.
Caía
cual pelota aventada por una escalera como yo iba cayendo. Así mismo caía.
Caí
por las escaleras.
Rebotaba
en cada peldaño a medida que caía escalera abajo.
Rebotaba
cual pelota recién inflada que pe patea con fuerza.
Mientras
bajaba la escalera, pisé mis cordones. Me saqué la cresta.
Por
tratar de ponerme de pie mientras caía,
Pisé
un peldaño quebrado y traté de poner el pie para poder detener mi caída: me fuí
de hocico.
Alcé
los brazos para poder sostenerme de algo: me pitié el cristal de la ventana.
Me
fui de hocico escalera abajo.
Palabra
del señor.
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