No
quiero estudiar. Me da paja.
No
quiero ver a nadie. Me da lata.
No
quiero preparar ningún examen. No los entiendo.
No
quiero leer mis cuadernos. No se nada.
No
quiero ir al instituto. No me interesa verle la cara a ningún wea.
No
me gusta que me digan que me quieren. Eso es mentita.
El
Álvaro de la Fuente es un farsante. No es profesor. Por mí que se muera.
Me
calienta el odio. El odio es amar lo que se odia y odiar lo que se ama.
Odio.
Me mueve el odio.
Me
corroe la gueá.
Quiero
ir con los fonos y no escuchar a nadie. La gente habla sin saber hablar.
Y
justo esa gente es la que a mi me hace “¿clase?”.
Se
ponen a hablar en frente del auditorio mientras yo, ajeno, tiro avioncitos de
papel.
Estudio.
Militarismo. Dictadura. Encierro. Frustración. Robo. Rabia. Ignorancia.
Cesantía.
¿Y
al final que es lo que voy a ser? Profesor, abogado, cuentista político,
sacerdote, guardia, nochero, actor, vago, basurero, vendedor ambulante,
chofer…?
No
creo en las palabras de las autoridades. Siempre quieren quedar bien con todos.
No
me gusta ir a clases. Me da idiotismo crónico.
Un
semestre mas, y quedo tarado para siempre.
Estoy
empezando a sospechar de que cuando me dijeron “te quiero” o el detestable “te
quiero mucho”,
Me
lo dijeron para puro joder. Estoy seguro de ello.
No
me gusta hablar. No entiendo el lenguaje de este planeta.
Dicen
que con un violín o una flauta traversa no se puede hacer rock. ¿Por qué no?
Nadie en este puto mundo rockea mejor con un violín que el gran Mohamed. El es
tan maestro que puede acompañar a cualquier guitarrista, en cualquier canción
con su violín. Y el, con su violín, le dan el toque roquero al tema o a la
música. ¿Quien puede entender eso?
Odio
a esta sociedad. Escuchan basura. Comen basura. Ven basura. Salen de noche.
Desconocido
voy.
Estaba
yo en una estación del metro tomando fotos para un trabajo en el que me fue
horrible.
Estaba
yo, con mi cámara y mi trípode en el andén cuando se me acerca un guardia y me
pregunta la pregunta del millón de dólares:
-“señor,
¿Qué es lo que esta haciendo?”
Entonces
lo miré y le respondí:
-“mire,
estoy con un trípode y una cámara fotográfica. ¿Qué cree usted que puedo estar
haciendo? Sopaipillas, no”
Entonces
me rescindió severamente:
-“señor,
aquí esta prohibido sacar fotos. Por favor, retirese”
Y
yo le respondí:
-“mire
señor: aquí no dice en ninguna parte que esta prohibido sacar fotos. Dígame
usted, ¿Dónde esta el cartel con la cámara fotográfica con la cruz encima? Yo
recorrió toda la estación y no vi ningún letrero donde dice que no se pueden
tomar fotos, a ver, dígame donde dice que esta prohibido sacar fotos. No dice
en ninguna parte. A si que no me diga que no puedo tomar fotos”
Lo
cagé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario